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La demanda supera en 2,15 veces la oferta

El Tesoro eleva el interés y coloca más de 3.000 millones en bonos a tres años

El Tesoro Público español ha colocado 3.216,84 millones de euros en la subasta de bonos a tres años con cupón del 2,5% frente a un importe solicitado de 6.936,84 millones de euros y comparado con un objetivo de colocación de 4.000 millones. Esta ha sido la primera subasta que se celebre después de que Moody's rebajara la calificación de la deuda española.

Tras el reciente repunte de los diferenciales entre la deuda de los bonos periféricos europeos, entre ellos los españoles, y sus referentes alemanes, la rentabilidad de estos bonos subió hasta el 2,550% frente al 2,306% de la subasta anterior del pasado 5 de agosto. La rentabilidad de esta emisin se mantuvo en los mismos niveles que cotizaba el mercado secundario antes de la subasta.

Moody's rebajó el jueves 30 se septiembre la calificación de la deuda soberana española y del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), ambos desde AAA a Aa1 con perspectiva estable, debido a la debilidad de las expectativas de crecimiento económico y al deterioro fiscal.

En la anterior subasta de esta denominación, que tuvo lugar el 5 de agosto, el Tesoro adjudicó 3.500 millones de euros en bonos a tres años con un coste menor que en la puja anterior, ya que la rentabilidad para los inversores se quedó en el 2,306%, frente al 3,394% de finales de junio.

Después de que en abril la agencia de calificación crediticia Standard and Poor's bajara la calificación de la deuda a largo plazo de España hasta el nivel "AA", la deuda soberana española comenzó a ser objeto de la desconfianza sobre la evolución de la economía española a corto y medio plazo.

Posteriormente, a finales de mayo la agencia de medición de riesgos Fitch rebajó también la calificación de la deuda española, con lo que el Tesoro se encontró con dificultades crecientes para colocar sus emisiones y con lo que los intereses marginales se dispararon.

El encarecimiento de la deuda reflejaba la desconfianza de los mercados frente a la deuda española y a su capacidad para afrontar los compromisos con sus acreedores.

Sin embargo, en la segunda quincena de julio, la publicación de los test de resistencia a los que se sometieron las entidades financieras españolas dio a los mercados la confianza perdida y, en todas las subastas celebradas desde entonces, tanto de bonos, letras y obligaciones, el interés comenzó a menguar.

De las cuatro subastas celebradas en septiembre, en las dos primeras el Estado logró colocar los importes previstos con menor descuentos en la rentabilidad, pero en las dos siguientes se vio obligado a subir el rendimiento de la deuda emitida, lo que no ocurría desde junio.

No obstante, en todas las pujas la demanda ha superado con creces la oferta y se han alcanzado de sobra los objetivos de emisión.

Aunque la mayoría de los analistas cree que la deuda española ha abandonado "el furgón de cola", aún no se ha disipado del todo el riesgo de una crisis de deuda soberana en los países periféricos, sobre todo en Irlanda.

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